Moncayo

Lugar de salida: Aparcamiento de Haya Seca

Objetivo: Moncayo

Desnivel positivo acumulado: 735 metros

Distancia y tiempo empleado: 8 km en 6h

Archivo GPS (con el recorrido): TrackGPS

Sábado, 04 de mayo de 2013.

Este pasado sábado el Moncayo estaba envuelto de regalo, ha sido una de la veces en las que más he disfrutado subiendo a su cima. La meteo espectacular y la nieve, a la subida, magnífica (nada que ver con la vez anterior, recordaréis el vídeo de la cima)

Ya desde la carretera se podía ver el Moncayo, cargadico de nieve, pero todos sabemos que puede engañar, el cierzo suele hacer de las suyas, y lo que parece una buena y homogénea capa de nieve, in situ puede no serlo.
Pero, esta vez no, lo que se veía de lejos es lo que nos encontramos una vez allí, una gran nevada. Además, por la noche, ha habido rehielo, así que a la subida el estado de la nieve fue el óptimo.

Panorámica del itinerario seguido.

Ya a la altura de Agramonte se empiezan a ver manchas de nieve entre el bosque, cuando se sigue en dirección al Santuario, poco a poco la nieve va ganando presencia, la carretera está limpia (se nota que los chicos del Restaurante del Santuario se lo han currado, la de veces que no podríamos subir hasta allí de no ser por su esfuerzo), una vez en la Fuente de los frailes, vemos que la pista sigue limpia, así que seguimos hacia Haya Seca, donde dejaremos el coche.

Nos preparamos y salimos hacia el Santuario, la idea inicial era subir por el Collado de Castilla, pero la gran cantidad de nieve que hay, y que no se ve huella por ningún sitio, además que somos los primeros en subir, nos hace decidirnos a ir por el Circo de San Miguel a ver si por allí nos encontramos algo de huella.

Llegamos al Santuario en diez minutos y allí mismo nos damos los primeros resbalones, el agua que ha derretido de la nieve se ha congelado y la zona de aparcamiento parece un espejo de hielo.

Desde allí subimos el primer repecho que nos dejará sobre el Santuario, y adentrándonos en el bosque que, con sus cómodas lazadas, nos llevará al Circo de San Miguel. Hasta aquí nos hemos encontrado una huella bastante pisada, se nota que ha sido puente en Madrid.
Una vez en el circo, vemos que la única huella existente sube por la normal, antes de salir teníamos claro que de nos subir por el Collado de Castilla, subiríamos por la norma, Alberto es la primera vez que se va a calzar unos crampones.
La huella que sube por la normal, no hace ni una de las habituales zetas, sino que sube sin respiro, todo recto. Nosotros la seguimos sin dudar, por que a lo que te sales un poco te hundes a mitad de pierna, en cambio siguiendo la huella se progresa bien. Mientras nos calzamos los crampones, sobre todo para que Alberto practique un poco antes de llegar a la zona expuesta sobre el circo y previendo que esta pueda estar helada, nos adelanta un montañero de La Almunia, hasta ahora la única persona que hemos visto. Eso si, según vamos subiendo la loma, se empieza a ver más y más gente.

Llegamos a la zona del Pico de San Lorenzo y comenzamos la travesía hacia la cima del Moncayo, vemos como un par de esquiadores, que suben por el Cucharón, tienen que quitárselos para salvar la empinada pala final.

Llegando a la cima, nos volvemos a cruzar con el mozo de La Almunia que ya regresa, y así llegamos al vértice en soledad. Durará poco, ya que al rato, la cumbre empieza a parecer el Paseo Independencia.

Después de almorzar, y tras desechar la idea de bajar hacia el collado de Castilla, por que parece que la nieve se pone blanda por momentos, decidimos bajar por la loma NE, al principio está estupenda, pero poco a poco se convierte en una nieve húmeda e inconsistente, por la que nos hundimos hasta las rodillas. En estas Félix, que se ha parado a ponerse las raquetas, se da cuenta de que ha perdido un crampón y tiene que subir un buen rato hasta que lo encuentra.


Llegamos al bosque y parece que dentro de él, la nieve ha aguantado en mejores condiciones, lo atravesamos rápido y vemos el camino a unos 200 metros, estos metros nos cuestas lo nuestro, nos hundimos cada vez más y parece que no vamos a llegar nunca, el calor es sofocante y sudamos la gota gorda.

Una vez en la huella, volvemos rápidos hacia el Santuario, donde para unos minutos para rehidratarnos tomándonos una cervecica.

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