Lugar de salida: Pista al Collado de Cruz de Guardia
Objetivo: Punta Suelza
Desnivel positivo acumulado: 960 metros
Distancia y tiempo empleado: 15,6 km en 8h20'
Archivo GPS (con el recorrido): TrackGPS
Sábado, 15 de junio de 2013.
Hace 25 años que fuí de campamentos a Virgen Blanca y desde entonces tengo pendiente este pico y, no es que haya ido a ascenderlo y no haya podido subirlo, simplemente estaba pendiente. Pilla lejos, cualquier aproximación es larga, etcétera. ¡Vamos, qué ya tocaba!
Salimos tarde Zaragoza, durante la semana se ha ido complicando la hora de salida y al final terminamos por salir a las 20h. De camino al valle de Gistaín, vamos hablando un poco de todo, de la ruta que tenemos prevista para primeros de julio alrededor del Perdido, de la ruta de hace un mes al Cotiella, del curro y demás, hasta que Bernardo, al más puro estilo de Meryl Streep, en Memorias de África, nos suelta la frase de la excursión: "yo tengo un huerto en Holanda", las risas no se hacen esperar dado el paralelismo. También nos dijo que debe ser el máximo productor de borraja del país de los tulipanes, ¡ole por él!
Llegamos al valle y vamos hasta Gistaín, para subir a dormir al Merendero de Puyadase, nos han comentado que está muy bien y para allí que nos vamos, la pena es que aparcamos cuando casi ha anochecido y no podemos ver el paisaje porque este merendero está situado en un estupendo mirador de todo el valle de Gistaín.
Hay mesas de piedra y un edificio, con una parte cubierta dedicada a chimenea-barbacoa. Al final dormimos al raso, disfrutando de la estrellada noche. Durante la noche, el cielo se cubre completamente de nubes, pero no cae ni una gota.
Al día siguiente tras desayunar, empezamos a recorrer en el coche la pista en dirección al Collado de Cruz de Guardia, multiples badenes y regatos, nos hace ir despacio y con cuidado, hasta que en un tramo especialmente estrecho, vemos que ha habido un pequeño desprendimiento de una ladera cercana, en el montón de tierra se ven rodadas de todoterreno, pero para un turismo imposible, así que damos la vuelta como podemos y para abajo (durante la maniobra pasó un todoterreno, y pasó rozando los bajos del coche).
Volvemos al valle, bajamos en dirección a Sin, y subimos por la estrecha carretera hasta Señés (el acceso a esta aldea es por pista de tierra), seguimos en dirección a Cruz de Guardia, la pista es mucho mejor que la anterior, más ancha y con mejor firme. Se cruza un torrente con mucha agua por el abundante deshielo de estos día y tras una pronunciada curva se pasa junto a una cabaña, algo más adelante se cruza con la pista por la que pretendíamos haber llegado (se ve muy poco transitada), y más arriba nos topamos con un nevero que corta la pista. Dejamos el coche, nos ponemos las mochilas y empezamos a recorrer el tramo final de la pista al Collado de Cruz de Guardia.
La pista está salpicada de neveros y pequeños desprendimientos, en un primer momento y hasta el collado es levemente ascendente, para luego y al cambiar de vertiente, descender suavemente hasta la Cabaña de Pardina, donde termina.
Llegamos al valle y vamos hasta Gistaín, para subir a dormir al Merendero de Puyadase, nos han comentado que está muy bien y para allí que nos vamos, la pena es que aparcamos cuando casi ha anochecido y no podemos ver el paisaje porque este merendero está situado en un estupendo mirador de todo el valle de Gistaín.
Hay mesas de piedra y un edificio, con una parte cubierta dedicada a chimenea-barbacoa. Al final dormimos al raso, disfrutando de la estrellada noche. Durante la noche, el cielo se cubre completamente de nubes, pero no cae ni una gota.
Al día siguiente tras desayunar, empezamos a recorrer en el coche la pista en dirección al Collado de Cruz de Guardia, multiples badenes y regatos, nos hace ir despacio y con cuidado, hasta que en un tramo especialmente estrecho, vemos que ha habido un pequeño desprendimiento de una ladera cercana, en el montón de tierra se ven rodadas de todoterreno, pero para un turismo imposible, así que damos la vuelta como podemos y para abajo (durante la maniobra pasó un todoterreno, y pasó rozando los bajos del coche).
Volvemos al valle, bajamos en dirección a Sin, y subimos por la estrecha carretera hasta Señés (el acceso a esta aldea es por pista de tierra), seguimos en dirección a Cruz de Guardia, la pista es mucho mejor que la anterior, más ancha y con mejor firme. Se cruza un torrente con mucha agua por el abundante deshielo de estos día y tras una pronunciada curva se pasa junto a una cabaña, algo más adelante se cruza con la pista por la que pretendíamos haber llegado (se ve muy poco transitada), y más arriba nos topamos con un nevero que corta la pista. Dejamos el coche, nos ponemos las mochilas y empezamos a recorrer el tramo final de la pista al Collado de Cruz de Guardia.
La pista está salpicada de neveros y pequeños desprendimientos, en un primer momento y hasta el collado es levemente ascendente, para luego y al cambiar de vertiente, descender suavemente hasta la Cabaña de Pardina, donde termina.
Una vez en la Cabaña de Pardina, el camino desaparece, continuamos por el valle que continúa al Oeste, vadeamos el torrente, que baja a tope de agua y tras pasar junto a un pequeño refugio libre, vamos a salvar la loma con una pequeña canal herbosa.
Ya sobre el lomo, continuamos por él, ahora ya en dirección Norte, el desnivel se gana rápidamente, primero por praderíos y luego ya entre neveros, al poco la niebla nos envuelve y solo nos guía el GPS. Llegamos a un gran hito, visible desde lejos, aunque ahora entre la niebla solo se intuye.
Nos calzamos los crampones, una de las varias veces que lo tendremos que hacer, por que la nieve no es contínua y, alterna grandes neveros con amplios tramos rocosos.
Nos acercamos a la zona cimera, una travesía bajo una rocosa antecima, nos deja bastante próximos a la cima, entre la niebla alcanzamos a ver el vértice geodésico que preside la cima y en un pequeño hueco de sol nos plantamos en el punto culminante, justo en ese momento la niebla lo vuelve a cubrir todo.
Nos abrigamos, comemos algo, intentamos hacer alguna foto en algún momento sin niebla, pero es realmente difícil, desistimos, empezamos a bajar y los cinco minutos se despeja bastante, ¡lástima no haber aguantado un poco más!, aprovechamos para hacer fotos y disfrutar de la vista de este estupendo mirador que el Punta Suelza, alcanzamos a ver los ibones de Barleto, por la loma, encima de los cuales transita la ruta, y es ahora cuando los vemos por primera vez. La zona de Monte Perdido permanece cubierta, pero poco a poco el resto del Pirineo se deja ver.
Nos cuesta más bajar que subir, vamos parando para mirar a nuestro alrededor, para hacer fotos. Paramos a comer, al solete, en la Cabaña de La Pardina.
Al rato, perezosos, continuamos nuestra marcha de vuelta al coche.
Más fotos:
Pico de La Parda. |
Félix llegado al gran hito. |
Superando una pequeña zona rocosa. |
Nos acercamos a la zona cimera, una travesía bajo una rocosa antecima, nos deja bastante próximos a la cima, entre la niebla alcanzamos a ver el vértice geodésico que preside la cima y en un pequeño hueco de sol nos plantamos en el punto culminante, justo en ese momento la niebla lo vuelve a cubrir todo.
Un pequeño clara justo llegando a la cima. |
Nos abrigamos, comemos algo, intentamos hacer alguna foto en algún momento sin niebla, pero es realmente difícil, desistimos, empezamos a bajar y los cinco minutos se despeja bastante, ¡lástima no haber aguantado un poco más!, aprovechamos para hacer fotos y disfrutar de la vista de este estupendo mirador que el Punta Suelza, alcanzamos a ver los ibones de Barleto, por la loma, encima de los cuales transita la ruta, y es ahora cuando los vemos por primera vez. La zona de Monte Perdido permanece cubierta, pero poco a poco el resto del Pirineo se deja ver.
Ibones de Barleto. |
Grandes cornisas en la zona de la antecima. |
Nos cuesta más bajar que subir, vamos parando para mirar a nuestro alrededor, para hacer fotos. Paramos a comer, al solete, en la Cabaña de La Pardina.
Al rato, perezosos, continuamos nuestra marcha de vuelta al coche.
2 comentarios:
Más vale tarde que nunca, una ascensión, con muchos contrastes, hay tramos que me recuerdan al Anayet (el verde los prados, y la tierra rojiza), una lastima la niebla, pero así ya tenéis escusa para volver, saludos
Hola Eduardo
Cualquier excusa es buena para volver al monte...
La niebla nos impidió ver prácticamente nada durante la subida. Afortunadamente se despejo al poco de de dejar la cima y sí pudimos ver no sólo por dónde habíamos subido, sino también una buena parte del paisaje: Bachimala, Clarabides, Perdiguero, Posets... y el cercano macizo del Cotiella.
Saludos!
Publicar un comentario