Lugar de salida: Parking du Saut (Val d'Isère)
Objetivo: Glacier de Rhèmes-Golette
Desnivel positivo acumulado: 585 metros
Distancia y tiempo empleado: 15 km en 7h (con paradas)
Archivo GPS (con el recorrido): TrackGPS
Sábado, 17 de agosto de 2013.
Recorrido muy interesante. Permite ver la evolución del paisaje, mineral y vegetal, con la altura. La guinda es llegar a tocar el hielo del glaciar.
Hoy vamos a recorrer uno de los espacios protegidos que rodean Val d'Isère: la Réserve Naturelle de la Grande Sassière. Para ello cogemos el coche valle abajo (hacia Bourg St-Maurice), atravesamos el núcleo de la Daille y, a unos 3.5km de él, nos desviamos a la derecha. Hay que estar atento porque la curva es de casi 180º y no hay mucho sitio para tomarla. Por si fuera poco el desvío está entre dos túneles, así que ojito a la ida y a la vuelta.
Hoy vamos a recorrer uno de los espacios protegidos que rodean Val d'Isère: la Réserve Naturelle de la Grande Sassière. Para ello cogemos el coche valle abajo (hacia Bourg St-Maurice), atravesamos el núcleo de la Daille y, a unos 3.5km de él, nos desviamos a la derecha. Hay que estar atento porque la curva es de casi 180º y no hay mucho sitio para tomarla. Por si fuera poco el desvío está entre dos túneles, así que ojito a la ida y a la vuelta.
Vamos por una carretera muy estrecha, con muchas curvas y muy empinada. La recorremos, dejando atrás alguna aldea, durante unos 5.5km. Aquí termina el asfalto y comienza el Parking du Saut, habilitado en varias pequeñas explanadas. Nosotros aparcamos en la primera, por desconocimiento, pero se puede llegar sin ningún problema a la más alta, unos 500m más allá, donde la pista que ha sustituido a la carretera está cortada por una barrera. Estamos a 2.280m.
Tenemos dos opciones para llegar al primer hito del día, el Lac de la Sassière. Podemos seguir la evidente pista para coches, aunque ese día no vimos circular ninguno, o cruzar bajo la presa, desde la parte baja del aparcamiento, y tomar un sendero. Nosotros decidimos subir por la pista, ahora que no hace calor, y volver por el sendero.
Al lado de la barrera tenemos perfectamente señalizados varios destinos, entre ellos el nuestro.
Además hay algún mapa de la zona y una mesa de observación para poder identificar los picos más significativos.
Echamos la vista atrás para ver el pequeño pantano sobre el aparcamiento con La Grande Motte (3.656m y cubierta por su glaciar) y La Grande Casse (3.852m y de purita roca) al fondo.
Dejamos de remolonear con las fotos, los mapas, las indicaciones y demás distracciones y empezamos a andar. El itinerario, al ser una pista hasta el lago, no ofrece ninguna duda. Atravesamos el Plan de la Sassière mientras nos vamos acercando, a nuestra derecha, a una pequeña explotación ganadera-lechera. Al fondo tenemos siempre la contundente presencia de la Tsantelina (3.602m) y, un poco más a la derecha, la Pointe du Santel (3.465m).
El Plan de la Sassière está en plena floración y podemos ver infinidad de colores, colores que irán cambiando a medida que ganemos altura.
Seguimos andando y ya podemos ver, al fondo la presa del lago.
A nuestra derecha, detrás de una lomas herbosas que nos lo ocultaban, hace su aparición una espectacular aguja de roca. Le explico al peque (4 años) que es como un pincho, para que la localice en el horizonte. "Ah, sí. Es como un pincho de tortilla", contesta. Desde ese mismo momento la Aiguille du Dôme (3.017m) queda rebautizada como El Pincho de Tortilla. Con la misma altitud, eso sí.
Entre agujas y pinchos, casi sin darnos cuenta, se nos ha acabado la pista y hemos llegado al Lac de la Sassière (2.460m). Como podemos leer en los carteles aun nos queda 1h30 hasta el glaciar. No nos impresiona y, para demostrarlo, nos sentamos un rato en una roca, frente al lago, y echamos un tentempié.
De nuevo con el depósito lleno, seguimos rodeando el lago que se va quedando a nuestra derecha. Poco a poco nos vamos acercando a la Tsantelina, que cada vez parece más alta. El terreno es llano, el camino es ancho y avanzamos sin ninguna dificultad.
Al llegar al final del lago el camino gira hacia la izquierda (NE) y nos introduce en el típico paisaje en "U" modelado por un glaciar. Fondo de valle plano y pareces verticales. La floración sigue estando en plena efervescencia. Incluso podemos ver alguna flor de nieve.
Nos toca dejar el fondo del valle, impracticable por la presencia de unos cortados, y ganar, a nuestra izquierda, la altura necesaria para sobrepasarlos.
Todo esfuerzo tiene su recompensa. Echamos la vista atrás y, sin dudarlo, pensamos que merece la pena ganar altura.
Hacia arriba el paisaje está cambiando a marchas forzadas. Las praderas alpinas han dejado paso a los detritus glaciares. Aunque el camino está bien marcado ya no tiene nada que ver con la cómoda senda anterior. A cambio pasamos junto a algunas manchas de nieve. Y eso, si tienes 4 años, es como una fiesta de cumpleaños.
Tenemos que cruzar el torrente de agua que se ve en la siguiente foto (cota 2.834m). Nos va a dar algún problema porque baja crecido y hay que dar un pequeño salto. Al final cojo al enano en brazos y lo solucionamos "a la brava".
Remontamos unos metros más, hasta la cota 2.843m y alcanzamos el objetivo marcado para hoy. Hemos llegado al Glaciar de Rhêmes-Golette.
Es el momento de contemplar de cerca estás masas de hielo, auténticos vestigios de un pasado más frío y que, año tras año, van disminuyendo de longitud y de espesor.
Habíamos pensado comer aquí, pero se están formando nubes de evolución y la meteo daba para esta tarde posibilidad de chubascos. Damos cuenta de una bolsa de maíz, un buen trago de agua y emprendemos el camino de bajada.
Seguimos, hasta el lago, el mismo itinerario que a la subida. Allí sí, ya en una zona plana y con buen camino, nos deleitamos con el paisaje, mejorado por las nubes, y nos zampamos el bocadillo. ¡Que hambre! Ni que fueran las cuatro de la tarde...
Al llegar a la presa nos dividimos. Hemos desechado la idea de volver por el camino del lado izquierdo del valle. Pensamos que, si se pone a llover, iremos más cómodos por la pista que hemos seguido a la subida. Yo me escapo a cruzar la presa, para hacer esta foto y ver qué se cuece por la otra orilla. Ya que estoy allí improviso una bajada alternativa hacia una pista que veo más abajo y que converge con el camino principal. Por esta zona pillo desprevenida a una marmota que no me ha oído llegar.
Una vez los tres juntos de nuevo bajamos, sin más novedad que alguna otra marmota, hasta el coche.
Algunas fotos más:
Otras actividades de este verano por la zona de Val d'Isère:
Al lado de la barrera tenemos perfectamente señalizados varios destinos, entre ellos el nuestro.
Además hay algún mapa de la zona y una mesa de observación para poder identificar los picos más significativos.
Echamos la vista atrás para ver el pequeño pantano sobre el aparcamiento con La Grande Motte (3.656m y cubierta por su glaciar) y La Grande Casse (3.852m y de purita roca) al fondo.
Dejamos de remolonear con las fotos, los mapas, las indicaciones y demás distracciones y empezamos a andar. El itinerario, al ser una pista hasta el lago, no ofrece ninguna duda. Atravesamos el Plan de la Sassière mientras nos vamos acercando, a nuestra derecha, a una pequeña explotación ganadera-lechera. Al fondo tenemos siempre la contundente presencia de la Tsantelina (3.602m) y, un poco más a la derecha, la Pointe du Santel (3.465m).
El Plan de la Sassière está en plena floración y podemos ver infinidad de colores, colores que irán cambiando a medida que ganemos altura.
Seguimos andando y ya podemos ver, al fondo la presa del lago.
A nuestra derecha, detrás de una lomas herbosas que nos lo ocultaban, hace su aparición una espectacular aguja de roca. Le explico al peque (4 años) que es como un pincho, para que la localice en el horizonte. "Ah, sí. Es como un pincho de tortilla", contesta. Desde ese mismo momento la Aiguille du Dôme (3.017m) queda rebautizada como El Pincho de Tortilla. Con la misma altitud, eso sí.
De nuevo con el depósito lleno, seguimos rodeando el lago que se va quedando a nuestra derecha. Poco a poco nos vamos acercando a la Tsantelina, que cada vez parece más alta. El terreno es llano, el camino es ancho y avanzamos sin ninguna dificultad.
Al llegar al final del lago el camino gira hacia la izquierda (NE) y nos introduce en el típico paisaje en "U" modelado por un glaciar. Fondo de valle plano y pareces verticales. La floración sigue estando en plena efervescencia. Incluso podemos ver alguna flor de nieve.
Nos toca dejar el fondo del valle, impracticable por la presencia de unos cortados, y ganar, a nuestra izquierda, la altura necesaria para sobrepasarlos.
Todo esfuerzo tiene su recompensa. Echamos la vista atrás y, sin dudarlo, pensamos que merece la pena ganar altura.
Hacia arriba el paisaje está cambiando a marchas forzadas. Las praderas alpinas han dejado paso a los detritus glaciares. Aunque el camino está bien marcado ya no tiene nada que ver con la cómoda senda anterior. A cambio pasamos junto a algunas manchas de nieve. Y eso, si tienes 4 años, es como una fiesta de cumpleaños.
Tenemos que cruzar el torrente de agua que se ve en la siguiente foto (cota 2.834m). Nos va a dar algún problema porque baja crecido y hay que dar un pequeño salto. Al final cojo al enano en brazos y lo solucionamos "a la brava".
Remontamos unos metros más, hasta la cota 2.843m y alcanzamos el objetivo marcado para hoy. Hemos llegado al Glaciar de Rhêmes-Golette.
Es el momento de contemplar de cerca estás masas de hielo, auténticos vestigios de un pasado más frío y que, año tras año, van disminuyendo de longitud y de espesor.
Habíamos pensado comer aquí, pero se están formando nubes de evolución y la meteo daba para esta tarde posibilidad de chubascos. Damos cuenta de una bolsa de maíz, un buen trago de agua y emprendemos el camino de bajada.
Seguimos, hasta el lago, el mismo itinerario que a la subida. Allí sí, ya en una zona plana y con buen camino, nos deleitamos con el paisaje, mejorado por las nubes, y nos zampamos el bocadillo. ¡Que hambre! Ni que fueran las cuatro de la tarde...
Al llegar a la presa nos dividimos. Hemos desechado la idea de volver por el camino del lado izquierdo del valle. Pensamos que, si se pone a llover, iremos más cómodos por la pista que hemos seguido a la subida. Yo me escapo a cruzar la presa, para hacer esta foto y ver qué se cuece por la otra orilla. Ya que estoy allí improviso una bajada alternativa hacia una pista que veo más abajo y que converge con el camino principal. Por esta zona pillo desprevenida a una marmota que no me ha oído llegar.
Una vez los tres juntos de nuevo bajamos, sin más novedad que alguna otra marmota, hasta el coche.
Algunas fotos más:
Otras actividades de este verano por la zona de Val d'Isère:
4 comentarios:
Hola:
Una actividad muy, muy chula. El peque un campeón. Algunas fotos son buenisimas. Nunca he estado por ahí y me lo apunto para ir con mi hija.
Un saludo.
Te sigo desde mi blog.
Menudo campeón, en cuanto os descuideis, os deja atras. El sitio una pasada, saludos
Hola Jorge
Gracias por el comentario. Te animo a que hagas esa visita con tu hija. Seguro que os gusta a los dos. Los Alpes, en general, están bien preparados para ir con niños. Hay buen señalización, buenos caminos, nieve todo el año... Y muchos parques infantiles.
Yo también voy a "vigilarte" a través de tu blog.
Salud
Hola Eduardo El sitio es espectacular, de verdad. Decidimos ir a Val d'Isère en el último momento, sin pesarlo mucho, y fue todo un acierto. Poco a poco iré subiendo el resto de excursiones. Espero que también te gusten.
Al pequeño aun podemos seguirlo, pero no sé por cuánto tiempo... ;-)
Salud
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